jueves, 7 de febrero de 2008

Time



Ticking away the moments that make up a dull day
You fritter and waste the hours in an off hand way
Kicking around on a piece of ground in your home town
Waiting for someone or something to show you the way
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Tired of lying in the sunshine staying home to watch the rain
You are young and life is long and there is time to kill today
And then one day you find ten years have got behind you
No one told you when to run, you missed the starting gun
-
And you run and you run to catch up with the sun, but its sinking
And racing around to come up behind you again
The sun is the same in the relative way, but youre older
Shorter of breath and one day closer to death
-
Every year is getting shorter, never seem to find the time
Plans that either come to naught or half a page of scribbled lines
Hanging on in quiet desperation is the english way
The time is gone, the song is over, thought Id something more to say

---- Breathe - reprise
Home, home again
I like to be here when I can
And when I come home cold and tired
Its good to warm my bones beside the fire

Far away across the field
The tolling of the iron bell
Calls the faithful to their knees
To hear the softly spoken magic spells.
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Pink Floyd: Mason/Waters/Wrigth/Gilmour, "Time", Dark Side Of The Moon, 1973

miércoles, 6 de febrero de 2008

¿Muerte?

Con la cabeza recostada de lado y los párpados cubriéndome la mitad de los ojos, vi entrar una silueta que no alcancé a distinguir certeramente, entre haces de luces coloridas que danzaban ocultándose en la sombra, hasta que su respiración se escuchaba -profunda y discreta- a menos de un metro de mí. Con sólo ver los pliegues de su vestido me bastó para saber que se trataba de ella y sin necesidad de cruzar miradas lo deduje el resto: había amarrado su cabello en una coleta y lo adornaba con un prendedor de oro con brillantes que le había regalado su abuela, como solía hacer las sofocantes tardes de verano que aprovechaba para pasear en carro al campo, resplandeciente y ocultando la soberbia de su hermoso rostro tras un abanico; su mano izquierda había sustituído el rehilete habitual por un pañuelo perfumado que escurría lágrimas y mocos; su vestido había sido manchado de tierra en el instante en que cayó de un árbol al escapar por la ventana de la custodia paterna, y por lo mismo -imagino- le faltaba un zapato; el rumor de mi muerte se escabuyó por debajo de la puerta y escaló por las paredes hasta su habitación, donde hizo acto de presencia despertándola con un discreto sobresalto.
Ella estiró su mano hasta mi hombro y comenzó a tirar y empujar del mismo para sacudir mi cuerpo sin decir palabra alguna. Finalmente se detuvo para sentarse a mi lado. Rodeó con su brazo mi espalda y comenzó a susurrar incoherencias en mi oído.
-Ya vámonos, tenemos que irnos -me decía. Sin embargo no hubo reacción de mi parte.
Me tomó del brazo y comenzó a tirar de él, arrastrando el peso muerto de la mitad superior de mi cuerpo a la orilla de la cama, la cual cedió a la gravedad y se desplomó dando un golpe seco en el suelo.
-¿Ya te fuiste? -me preguntó en ánimo derrotista- ¿Ya me dejaste?
Al verse nuevamente sin respuesta se dio la vuelta, se encaminó molesta y con pasos decididos hacia la puerta de corteza podrida; sin decir una palabra más salió de la choza y comenzó a caminar sobre la tierra recién empapada por las esporádicas tormentas primaverales. En ese instante me puse de pie en un salto y corrí tras ella. Mientras la abrazaba le dije quedamente al oído: 'No te voy a dejar nunca'. La subí a mis hombros y la llevé cargando hasta la entrada de su casa, cojeando por la reuma, pero revivido por el destello de su risa infantil.