jueves, 27 de agosto de 2009

Fragmento de "Crimen y castigo"

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De vez en cuando se daba cuenta de que casi deliraba, que se hallaba en un estado de nerviosismo febril.
«¡Qué importa la vieja! —se decía a veces—. Admitamos que la vieja fue un error, no se trata de ella. La vieja no fue más que un obstáculo... Yo quería saltarlo lo antes posible... ¡No maté una criatura humana, sino un principio! ¡Maté el principio, pero no supe pasar por encima de él, quedé del otro lado!... ¡No he sabido más que matar! Y aun no llegué a realizarlo bien por lo que parece. ¿Un principio? ¿Por qué el imbécil de Razumikin atacaba hace poco a los socialistas? Son hombres laboriosos; se ocupan de la "felicidad común"... No, yo no tengo más que una vida; yo no quiero esperar "la felicidad universal". Quiero vivir para mí mismo; de otra manera es preferible no existir. No quiero pasar al lado de una madre hambrienta guardando mi rublo en el bolsillo con el pretexto de que algún día todo el mundo será feliz. "Yo aporto (dicen) mi piedra para el edificio de la felicidad universal y con eso basta para que mi conciencia esté tranquila". ¿Por qué, pues, me habéis olvidado? Puesto que sólo he de vivir cierto tiempo quiero mi parte de felicidad inmediatamente... ¡Soy un gusano estético y nada más!»(....)

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Fidor Dostoyevski, Crimen y castigo. Capítulo VI de la tercera parte. 1866

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